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El problema radica en el bajo porcentaje de jóvenes con discapacidad que estudian y concluyen educación secundaria y bachillerato por lo que brindamos una alternativa para aumentar la retención escolar y por tanto que jóvenes con discapacidad intelectual y autismo logren concluir y certificarse de estos niveles educativos.

Además de brindar un espacio de formación con prácticas educativas que respondan a las necesidades específicas del alumnado, pedagogía de la paz, un modelo de aprendizaje para la vida independiente y un programa de artes escénicas que les permita el manejo de sus emociones, mejorar su autoestima, seguridad, autodeterminación.

El impacto social radica en brindar acceso a la educación en dichos niveles y visibilizar a un grupo vulnerable e históricamente marginado por las barreras de acceso al currículo que enfrentan las y los estudiantes con discapacidad intelectual, síndrome de Down y autismo. Tener herramientas personales y emocionales para conseguir un trabajo o continuar estudios universitarios.